domingo, 30 de diciembre de 2012

La llegada de  Aceites Abril al mundo del aceite de oliva 100% gallego, producido en Galicia con aceitunas gallegas, supone un paso adelante significativo en una aventura que empezó hace más de dos milenios, cuando los romanos trajeron hasta nuestra tierra el olivo, y a la que, según dicen, pusieron puntos suspensivos los Reyes Católicos… hasta ahora.

Los olivos continuaron en Galicia de forma legal vinculados a las iglesias y al uso religioso que se hace del aceite. Pero la orografía gallega es difícil de controlar y muchos ejemplares que entonces debían haber caído bajo el hacha siguen hoy vivos y, a veces, productivos.
Durante ese tiempo el aceite de oliva gallego fue clandestino. Primero por ley y, olvidada esta, por quedar reducido al uso y consumo familiar de zonas muy determinadas del país. No fue hasta finales del siglo XX que comenzó a especularse con su posible recuperación. Y seguramente hasta hoy esa recuperación era más un deseo que un futuro cierto. La apuesta de Aceites Abril, la mayor firma gallega que comercializa aceite, con más de 70 millones de litros vendidos en España y los mercados internacionales, por el aceite gallego es una garantía de futuro. Hasta ahora nuestro aceite estaba en manos de aficionados. Hoy los profesionales tomaron sus primeras posiciones.
Los pioneros
Fueron bodegueros de Ribeira Sacra los primeros que creyeron en las posibilidades comerciales del aceite gallego y el tiempo les dio la razón, llegando a afirmar que el aceite era más rentable que el vino. “Vendo todo el aceite que produzco sin salir de casa” decía en 2008 Manuel Mondelo, propietario de la marca Aceiroga, que elabora aceite a partir de viejos olivos varias veces centenarios de la zona de Quiroga pero que también apostó por realizar nuevas plantaciones.
La cosecha de este año en Quiroga será inferior a la de 2011, por lo que Aceiroga espera poner en el mercado entre 1.000 y 1.300 litros de aceite en botellas de medio litro.
El otro bodeguero quirogués pionero en comercializar el aceite de oliva de la zona es Manuel Gómez, de la bodega Val de Quiroga, que este año pondrá en el mercado entre 500 y 600 litros de aceite.
Los dos manueles pusieron las base de la recuperación comercial del aceite de oliva gallego, que nunca se perdió de todo entre los particulares de esta parte del sur de Lugo.
El caso Olei
El aceite de oliva gallego transcendió las fronteras de Galicia con la llegada al mercado de Olei, producido por Invatia Research, una empresa en la que prima la investigación y el desarrollo.
Este año Olei espera poner en el mercado entorno a 17.000 litros de aceite de oliva que según explica su responsable, María Estévez, es producido exclusivamente con aceitunas gallegas.
Eidos de Iria
Un modelo diferente de negocio en torno al olivar gallego es el de Eidos de Iria, con olivares en la zona sur de Ourense, muy cerca de la frontera portuguesa. Esta empresa apuesta fundamentalmente por la producción de aceitunas de mesa aliñadas, de excelente calidad, para lo que emplea los frutos de una variedad traída a Galicia desde Italia y un adobo con aceite de oliva, ajo, pimentón y aroma de anchoa.
Aunque las aceitunas sean su fuerte, Eidos de Iria no olvida la producción de aceite, previendo sacar al mercado más de 3.400 litros de la presente campaña. “Es un aceite aún mejor que el del año pasado” asegura Pepe Barroso, propietario de la marca.
El aceite de oliva virgen gallego de la campaña 2012 estará en el mercado entre enero y marzo de 2013, según las marcas.